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miércoles, 21 de enero de 2009

UNA COSA TAN SENCILLA...

Volviendo del trabajo hace un rato, pensaba en lo bonito que me pareció el domingo pasado. Aproveché que no tenía que trabajar, y me fuí a pasear un rato con mi mujer y mis peques por Sevilla.

Muchas veces lo habíamos comentado pero casi nunca se daban las condiciones idóneas par hacerlo hasta este pasado domingo. No penséis que fué una tourné por la capital Hispalense, más bién al contrario, fué un corto paseo. Corto pero intenso, de los que me gustan a mí.

Dejámos el coche en el parking que hay justo encima de la Real Plaza de Toros y Caballerizas de La Maestranza, y nos sumergimos en las calles que hay justo detrás. Caminamos por esas calles medio solitarias de domingo por la mañana con poca gente y llegamos hasta la Avenida de La Constitución, en donde enfilamos hasta la calle San Fernando para salir a la Torre del Oro y volver al parking para recoger el coche.

Comentando este pequeño recorrido con un convecino en el ascensor, me contestó rápidamente que había sido un paseo muy corto, y claro, en términos de distancia si que lo es. Pero para mis adentros no fué tan relevante la distancia, sino la manera en la que disfrutamos mirando las fachadas de los edificios, los letreros de los establecimientos, las tiendecitas de souvenirs, algunos transeúntes con los que nos cruzábamos...

Quiero decir que quizás empecé a sentir lo que es "vivir" realmente el sitio donde vives. Es obvio que no soy sevillano según mi DNI (no he nacido aquí) pero también creo haber sentido un poquito lo que te ofrece Sevilla, aunque sólo sea por tramos muy pequeños de su corazón.

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